
Introducción
Objetivos
Abordar la igualdad real desde nuestras aulas no es una tarea sencilla, son muchas las causas y sus formas y su impacto también es múltiple. De hecho la propia escuela no supera en muchas ocasiones un análisis en profundidad. Así, por mucho que se predique la igualdad, lo que sucede entre bastidores pone en evidencia que el entramado de relaciones, expectativas, presiones, etc. no es el que desearíamos. Un modelo de escuela igualitaria sería aquel capaz de proporcionar oportunidades reales y equitativas al alumnado, que prioriza métodos como la cooperación, la negociación y el intercambio de saberes, y en el que cada pieza tuviera su reconocimiento, su espacio y su tratamiento.
Por eso lo que queremos intentar es ofrecer los elementos necesarios para que tanto el alumnado como los centros realicen un análisis personal de su situación actual e inicien su propia elección individual, social y/o laboral en un plano igualitario:
1. Potenciar el desarrollo de las habilidades y capacidades propias para aumentar el grado de autonomía y libertad e impulsar la capacidad de participación en la vida social, cultural, política y económica del barrio, localidad…tanto del colectivo masculino como del femenino.
2. Descubrir la participación en igualdad como un derecho y un deber.
3. Dar a conocer todas las posibilidades de participación real en relación a los diferentes ámbitos: colectivos, instituciones, entidades…
4. Sensibilizar, crear puentes de acercamiento, trabajo, valoración y respeto mutuo.
5. Elaborar instrumentos de comunicación e interrelación en igualdad.
6. Potenciar actitudes positivas, valorando las posibilidades personales.
7. Releer los patrones culturales desde una perspectiva de igualdad.
8. Analizar nuestros propios modelos, descubriendo cómo afectan y condicionan los roles de género, de manera que se genere un talante de apertura y amplitud de miras.
9. Compartir roles entre hombres y mujeres porque:
– Un modelo de vida donde hombres y mujeres se relacionan como iguales es beneficioso para toda la sociedad.
-El reparto de responsabilidades conduce a la igualdad de oportunidades a la hora de acceder al empleo y desarrollar la vida laboral.
-Todos los miembros del núcleo familiar necesitan tiempo para trabajar, descansar, aumentar su formación, comunicarse en un medio distinto al del trabajo, cuidar de los demás o disfrutar de su tiempo de ocio.
-La misma importancia tiene el tiempo dedicado al trabajo remunerado como al trabajo no remunerado, así como a la formación y el ocio.
-Las nuevas formas de uso y disfrute del tiempo permiten armonizar las responsabilidades personales, familiares y laborales entre hombres y mujeres. Es necesario avanzar en este reparto.
-Los hombres tienen la misma responsabilidad que las mujeres en el cuidado de los hijos e hijas desde las primeras etapas de la vida. También son corresponsables en el cuidado de las personas dependientes en el núcleo familiar.
-Hay que romper barreras y cambiar actitudes.
-Pactar es necesario. Ello supone llegar a acuerdos en la toma de decisiones, la asunción de roles y el reparto del trabajo.