
Tema 5: desigualdad y violencia
La violencia contra las mujeres es una expresión de la relación de desigualdad entre hombres y mujeres. Es una violencia basada en la afirmación de la superioridad de un sexo sobre el otro, de los hombres sobre las mujeres. Afecta a toda la organización de la sociedad y, por tanto, estos actos violentos deben ser analizados dentro del contexto social.
El proceso de socialización a través del cual las personas asumimos reglas y normas de comportamiento se produce, fundamentalmente, en dos ámbitos: la familia y la escuela. En este proceso intervienen, además, las instituciones políticas, religiosas y administrativas, así como el medio laboral.
Con todos estos mecanismos, la sociedad presiona para que las personas pensemos y actuemos de forma diferente según seamos mujeres u hombres (socialización de género). Es decir, se espera que cada uno y cada una ejerzan el rol de género asignado de manera «adecuada». No hacerlo, supone romper, enfrentarse, cambiar las normas fuertemente tejidas a lo largo de la historia, por lo que los costes emocionales (culpa, miedo, inestabilidad, etc.) son muy altos y es importante el apoyo grupal para no sentirse en soledad.
La violencia está incorporada cultural-mente en la identidad masculina. Desde pequeños los niños aprenden a responder agresivamente y se entrenan en aspectos activos tales como ganar, luchar, competir, apoderarse, imponer, conquistar, atacar, vencer-, etc., mientras que las niñas aprenden a ceder, pactar, cooperar, entregar, obedecer, cuidar…, aspectos que no llevan al éxito ni al poder y que son considerados socialmente inferiores a los masculinos.
La violencia, tanto la física como la psicológica, es un modelo de respuesta muy extendido a los problemas interpersonales y sociales, como fruto de unos rasgos culturales que predominan en la forma de vida y de pensamiento de las personas y grupos sociales, y que genera unas consecuencias negativas y destructivas para las personas.
Rasgos más destacados que sustentan una respuesta violenta:
–Imagen distorsionada de la realidad.
–Autoestima basada en la superioridad.
–Diagnóstico individualista de la realidad.
–Falta de reciprocidad de derechos y deberes.
–Irresponsabilidad individual.
–Insuficiente comprensión de los puntos de vista ajenos.
–Escaso interés por la mejora de las relaciones.
–Obsesión por triunfar individualmente.
–Escasez de conductas prosociales.
Los hombres han dominado el espacio público y también han ejercido su poder en el ámbito privado. Este poder ha dado origen a un sistema de jerarquías que se conoce como patriarcado. De acuerdo con la organización patriarcal de la sociedad, ambos sexos han desempeñado siempre papeles sociales diferentes. Así, las mujeres han quedado reducidas al espacio doméstico de la familia. Este reparto de papeles ha permitido que las mujeres sean consideradas como una propiedad del hombre, de la misma forma que lo son los hijos y las hijas. Afortunadamente, esta situación está comenzando a cuestionarse; las mujeres, cada día en mayor medida, se integran a otras esferas de la vida.
De ahí que hasta hace poco tiempo no se considerara como un delito la violencia física o psíquica ejercida dentro del ámbito familiar o de pareja, sino como «asuntos privados» de las parejas o «cosa de dos».
Esto no significa que toda la sociedad ni todos los hombres promuevan y ejerzan violencia y estén satisfechos con un orden de cosas que subordinan a las mujeres, ni que todas ellas estén en su conjunto sometidas a esta forma de proceder. De hecho, coexisten diversas formas de relación y de ser hombre y mujer en nuestra sociedad no basadas en la fortaleza de lo masculino, en la agresividad, la competitividad y la renuncia a los sentimientos y que plantean un modelo positivo, respetuoso, igualitario y más libre que luche contra todo tipo de discriminación por razón de sexo. De hecho, los hombres y las mujeres del siglo XXI queremos una sociedad donde podamos vivir plenamente reconociendo toda nuestra experiencia, capacidades y valores, compartiendo derechos y obligaciones en la vida personal, familiar, social y profesional, basada en la igualdad, el respeto y la paz.
Objetivos generales
•Sensibilizar acerca de la violencia, en general, y de la violencia de género, en particular, estimulando el desarrollo de actitudes de rechazo ante las mismas.
•Favorecer cambios afectivos, cognitivos y conductuales que ayuden a superar el sexismo.
•Concienciar a todas las personas para que no toleren la violencia de género y reconozcan los mitos socioculturales que la perpetúan.
•Promocionar, favorecer y desarrollar relaciones de igualdad y respeto hacia los derechos humanos.
•Desarrollar en la comunidad educativa conductas y habilidades que faciliten la erradicación de la violencia, identificándola en sí misma y en la personas y potenciando habilidades personales de autoprotección.
•Identificar situaciones sexistas generadoras de violencia diseñando estrategias de prevención e intervención.
OBJETIVOS ESPECÍFICOS
1. Dar a conocer el fenómeno de la violencia contra las mujeres, haciendo especial hincapié en los malos tratos ejercidos por parte de su pareja.
2. Comprender las razones de este fenómeno y desterrar las creencias erróneas que existen acerca de la violencia contra las mujeres en el ámbito doméstico.
3. Observar y reflexionar acerca de la violencia entre iguales y desarrollar habilidades para afrontar los conflictos.
4. Analizar la violencia entre parejas y desarrollar habilidades para afrontar los conflictos.
5. Establecer relaciones equilibradas, solidarias y constructivas con las personas en situaciones sociales conocidas.
6. Apreciar la importancia de los valores básicos que rigen la vida y la convivencia humana y actuar de acuerdo con ellos.
7. Desarrollar conductas y habilidades que nos permitan vivir libres de violencia, reconociéndola en sí misma y en otras personas y desarrollando habilidades de autoprotección
8. Reconocer las emociones y los sentimientos y actuar adecuadamente como una forma de resolver conflictos sin violencia, conociendo diferentes formas de afrontar los conflictos en las relaciones.
9. Sensibilizar a la comunidad educativa de la existencia de la violencia de género y aportar modelos igualitarios.
10. Identificar situaciones e itinerarios vivenciales en los que se pueda producir violencia, y aprender a analizar y a resolver conflictos incorporando la perspectiva de género.
11. Desarrollar en la comunidad educativa conductas y habilidades que nos lleven a la erradicación de la violencia de género.
Para la consecución de estos objetivos debemos conocer y comprender que:
Todas las personas tenemos derecho:
A vivir una vida libre sin abuso de poder.
A contarlo, cuando sean víctimas de violencia o abusos. A buscar apoyo y pedir ayuda.
A sentir y expresar miedo, rabia, tristeza y alegría. A llevar una vida digna libre de vejaciones.
Que nadie tiene derecho:
A agredir a otras personas, ni física ni psicológicamente.
A forzar a nadie a hacer algo que no quiere.
A violentar o tocar el cuerpo de otra persona para su beneficio personal.
Metodología
Se propone una metodología que promueva una transformación de las teorías personales del alumnado, provocando el acercamiento a otras y respetando el proceso natural de construcción de las mismas.
Esquemáticamente, las fases serían las siguientes:
En la fase de Ideas Previas, se trata de hacer explícitos los conocimientos y actitudes del alumnado en relación al tema que se desea trabajar. Es muy importante partir de esta fase, ya que facilita:
-Que el alumnado sea consciente de lo que ya sabe y también de sus contradicciones y sus lagunas, lo cual estimula la motivación para el aprendizaje.
-Que el profesorado adapte los contenidos y actividades de las siguientes fases a las necesidades reales del alumnado.
En esta fase es muy importante que EL PROFESORADO favorezca la expresión del alumnado, evitando que se juzguen las opiniones, intereses y actitudes.
En la fase de Contraste se pretende confrontar las ideas previas del alumnado con otras fuentes, a fin de que pueda continuar el proceso de aprendizaje iniciado en la fase anterior. Las fuentes de contraste pueden tener distinto origen:
-Grupo de iguales. Es una de las fuentes principales de contraste. Una de las actividades más apropiadas es el debate.
-Textos y documentos. En estas fuentes el alumnado tiene la oportunidad de conocer las reflexiones de personas expertas.
-Personas de su medio. Esta fuente permite al alumnado conocer de forma sistemática las opiniones y actitudes que en su entorno socio-cultural prevalecen y que son las que han dado origen a sus propias creencias y actitudes.
-Profesorado. Es una de las fuentes de mayor influencia dentro del proceso educativo formal del alumnado. Por tanto, sería importante que el profesorado actualizara sus conocimientos y creencias en torno a la cuestión de la violencia de género.
Finalmente, en la fase de Conclusiones se pretende que el alumnado sintetice el aprendizaje realizado, a la vez que permite al PROFESORADO conocer cómo o hasta qué punto se han modificando las ideas previas.
En términos generales, y como estrategias, para favorecer la comunicación y el respeto en la vida cotidiana del aula, se sugiere:
•Usar un lenguaje que no sea impositivo.
•Defender el derecho a poder disentir y a ser respetado o respetada.
•Estimular la capacidad de escucha
•Integrar las diferencias y las aportaciones individuales.
•Favorecer la autoestima tanto mujeres como de hombres.
•Reforzar positivamente a los alumnos y alumnas.
•Promover la confianza entre las personas y sus capacidades, así como la tolerancia y la empatía
•Favorecer dinámicas de trabajo cooperativas.
•Crear espacios de reflexión donde se puedan expresar los conflictos de convivencia y acordar soluciones.
•Promover que el protagonismo en el «uso de la palabra» sea compartido tanto por hombres como por mujeres.
•Responsabilizar por igual, a unas y a otros, en las diferentes tareas que se les encomienden.
•No tolerar actitudes despreciativas entre el alumnado, y especialmente las provocadas por las diferencias de género.
•Buscar el mayor número de soluciones analizadas ante un problema.
•Fomentar procesos de interrogación, diálogo y razonamiento.
MATERIALES DE APOYO PARA EL DESARROLLO DE ACTIVIDADES
Ficha I
Definiciones que pueden servir de orientación al profesorado a la hora de realizar las distintas propuestas contenidas en esta actividad.
SEXO: es una categoría biológica. Es el conjunto de características físicas, biológicas y corporales diferenciadas con las que nacemos hombres y mujeres que se transmiten por un código genético. Estas características son naturales, universales y biológicas. Coinciden en todo tiempo y en toda cultura. No son educables.
GÉNERO: Es una categoría cultural. Es el conjunto de características psicológicas, sociales y culturales asignadas a las personas en una sociedad a partir de las diferencias biológicas y que se traducen en la asignación de roles sociales diferenciados para hombres y mujeres. Estas características son modificables, se van transformando con el tiempo y varían de una cultura a otra.
ESTEREOTIPOS: son ideas preconcebidas asignadas a uno u otro sexo. Son características muy simplificadas y generalizadas que, implícita o explícitamente, representan unos valores, juicios y suposiciones, incluso no siempre se hace de manera consciente. Cuando se realiza una valoración sea negativa o positiva, de un grupo o persona, el resultado es el prejuicio. Y la base de toda discriminación se asienta en los prejuicios.
VIOLENCIA: Se habla de maltrato, violencia o abuso, cuando una persona, a través de su comportamiento, provoca daño físico o emocional a otra persona.
La violencia puede adoptar diversas formas:
Física: Desde un empujón intencionado, una bofetada o arrojar objetos, hasta el extremo del asesinato. El maltrato físico, además de poner en riesgo la salud y la vida de las personas agredidas en los casos más extremos, provoca miedo intenso y sentimientos de humillación, que van destruyendo la autoestima de las personas. Este tipo de violencia puede ser percibida objetivamente por terceras personas y habitualmente deja huellas externas
Psicológica: Aquí entrarían actos como los insultos («eres una puta», «eres un calzonazos»), los desprecios («no vales para nada»), las humillaciones y chanzas («¿Quién te va a querer con esa cara?»).También supone violencia psicológica el ignorar a una persona (no hablar a alguien o hacer como si no existiera) y tambien la amenaza de agresión física («como no me hagas caso, te parto la cara»). El maltrato psicológico continuado, al igual que el físico, provoca sentimientos de humillación, que van destruyendo la autoestima de las personas. Dentro de esta categoría se encuentran también la:
– Violencia económica: control de acceso al dinero, impedimentos para dejar a la persona trabajar, obligación de entregar el dinero
-Violencia social: la persona agresora limita los contactos sociales y familiares, aislando a la víctima del entorno y limitando así el apoyo social.
Sexual: Cualquier contacto sexual no deseado. Desde levantar las faldas a una chica o bajarle los pantalones a un chico, hasta la violación. Las agresiones sexuales también producen fuertes sentimientos de humillación y por lo tanto, producen daños psicológicos. Se ejerce mediante presiones físicas o psíquicas que pretenden imponer una relación sexual no deseada a través de coacción, intimidación o indefensión. Se distingue de la violencia física en que el objeto es la libertad sexual de la persona, no tanto su integridad física.
VIOLENCIA DE GÉNERO: todo acto de violencia basado en el género que tiene como resultado posible o real un daño físico, sexual o psicológico, incluidas las amenazas, la coacción o la privacidad arbitraria de la libertad, ya sea que ocurra en la vida pública eo en la vida privada. (Beijing, 1995)
La violencia de género es aquella que, como manifestación de la discriminación, la situación de desigualdad y las relaciones de poder de los hombres sobre las mujeres, se ejerce sobre éstas por parte de quienes sean o hayan sido sus cónyuges o de quienes estén o hayan estado ligados a ellas por relaciones similares de afectividad, aun sin convivencia (Ministerio de Igualdad
VIOLENCIA DOMÉSTICA: La violencia doméstica, violencia familiar o violencia intrafamiliar comprende todos aquellos actos violentos, desde el empleo de la fuerza física, acoso o la intimidación, que se producen en el seno de un hogar y que perpetra un miembro de la familia contra algún otro familiar.
En esta actividad se ha comentado las diversas formas de reaccionar ante las situaciones en las que otros amenazan nuestros derechos. Algunas personas reaccionan agresivamente, mientras que otras lo hacen pasivamente. La forma más apropiada de reaccionar es un tipo de conducta intermedia a la que se ha llamado asertividad.
FICHAS SE TRABAJO:
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